Pensamiento

¿La verdad?

–Los mullahs están oliendo a herejía –declaró Sheriton durante la cena, obsequiándose con la última información sobre el estado de las cosas. Barley se había excusado alegando sufrir una jaqueca y había pedido que le llevasen una tortilla a la casa de la orilla–. La mayoría de estos tipos actúan sobre la base de un margen de seguridad. Eso significa aumentar los gastos militares y desarrollar cualquier nuevo sistema, por absurdo que sea, que traiga paz y prosperidad a la industria armamentística durante los próximos cincuenta años. Si no se acuestan con los fabricantes, sí es seguro que están comiendo con ellos. El «Pájaro Azul», les está contando una historia muy mala.

–¿Y si es la verdad? –pregunté.

Con expresión triste, Sheriton se sirvió otro trozo de tarta de pacana.

–¿La verdad? ¿Que los soviéticos no pueden actuar? ¿Que están reduciendo costes en todos los sectores y los bufones de Moscú no saben ni la mitad de las malas noticias porque los bufones que operan sobre el terreno les engañan para poder ganarse sus relojes de oro y su caviar gratis? ¿Cree usted que ésa es la verdad? –Tomó un bocado enorme, pero eso no alteró la forma de su cara–. ¿Cree usted que no se hacen ciertas desagradables comparaciones? –Se sirvió un poco de café–. ¿Sabe qué es lo peor para nuestros neandertales democráticamente elegidos? ¿Lo absolutamente peor? Las implicaciones contra nosotros. Moribundo en el lado soviético significa moribundo en nuestro lado. Los mullahs detestan eso. Y también los fabricantes. –Meneó la cabeza en gesto de desaprobación–. ¿Oír que los soviéticos no pueden obtener combustible sólido del estiércol, que los motores de sus cohetes succionan en vez de soplar? ¿Que sus errores de alarma temprana son peores que los nuestros? ¿Que su artillería pesada no puede ni tan siquiera ser sacada de los hangares? ¿Que nuestras estimaciones son ridículamente exageradas? Los mullahs reciben vibraciones terribles de esas cosas –reflexionó sobre la inconstancia de los mullahs–. ¿Cómo va uno a vender la carrera de armamentos cuando al único que tiene que vencer en la carrera es a uno mismo? «Pájaro Azul» es una información que constituye una amenaza vital. Muchos políticos espléndidamente pagados se hallan en grave peligro de encontrar rotos sus cuencos de arroz por causa de «Pájaro Azul». Usted quiere la verdad, esa es.
John Le Carré – La Casa Rusia


Asistimos dia a dia al espectáculo de la guerra. Motivos, justificaciones, ofensas, graves vulneraciones de los derechos humanos supuestamente llevadas a cabo por nefastos personajes muchas veces impuestos por los mismos países que más tarde los demonizan…

Países que arman a un bando u a otro o a los dos bandos a la vez para vaciar sus arsenales de armas caducas con el único fin de volverlos a llenar con nuevas armas que también se iran haciendo viejas y que habrá que acabar usando en algún país, a favor o en contra de una causa más o menos injustificable, siempre contra el pueblo de uno u otro país, siempre contra la gente.

2 pensamientos en “¿La verdad?

  1. Así es.
    En un ataque, en una guerra para acabar con un personaje infame muere mucha gente que simplemente tenía que soportar a este individuo porque no le quedaba más remedio.
    Por lo visto sólo disponemos de una media de quince minutos diarios para recibir noticias de los telediarios. Estos quince minutos están muy cuidados y en ellos se cuela todo lo que quieren colarnos. Ya no escuchamos lo que viene después. Si consiguen llenar estos quince minutos con su mensaje nos han ganado. Triste, real.

    Gracias por seguir este blog y por tus aportaciones.

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