Al buen jinete no le preocupa que el caballo sea pacífico o salvaje. Si el caballo salta y se encabrita, se siente orgulloso de ser capaz de montarlo; si es dócil, lo cabalga con soltura. También nosotros hemos de sentirnos cómodos con nuestra mente, sea cual sea la condición en que se encuentre.
Tai Situ Rimpoché – Adiestramiento mental
No lo vemos claro, no lo sentimos cercano, no nos suena familiar.
Aún así convivimos con nuestra mente, mejor o peor, irremediablemente.
Nos hemos acostumbrado a nuestros propios malestares, desacuerdos, dramas, tragedias, catástrofes …
Y, tal vez inconscientemente, sin pensarlo demasiado, eso seguro, utilizamos estrategias, tácticas, herramientas, trucos… para tener un cierto control sobre lo que nos pasa por dentro.
Aún así, el margen de mejora es amplio.
La mente, el caballo, tiene sus propios hábitos, su propia naturaleza, pero es nuestra, es nosotros, y hay que aceptarla como es.
Familiarizarnos con ella es una bendición, el mejor camino para el bienestar. Un camino habitualmente poco transitado, precioso.