El ejercicio sosegado de la razón, la reflexión ponderada, la generosidad en el juicio, la aceptación de lo que no nos gusta, la inteligente relativización de todas las cosas son los adoquines que pavimentan el camino del crecimiento humano.
Francisco López-Seivane – Cosas que aprendí de Oriente
…una de las mayores ironías de la naturaleza humana: cuanto más nos desorientan nuestras pasiones, más seguros estamos de ver las cosas con claridad.
John Verdon – Deja En Paz Al Diablo
Para poder vivir el instante, para poder vivir el día de hoy, es necesario mantener a distancia la vorágine. El caos impide el presente, deshabilita los días.
Nos avergüenza habernos perdido, haber actuado fuera de nosotros mismos. No estamos orgullosos de haber perdido los estribos. De hecho el lenguaje nos delata: perder los estribos, estar fuera de sí, no ser uno mismo…
Nuestras mejores actuaciones, las que nos refuerzan y nos alientan, las hemos obtenido siendo lo que somos, obrando con nuestras mejores habilidades en busca de nosotros mismos.
Muchos de los problemas que nos aquejan nos los creamos con nuestra manera de pensar. Pienso que debemos poner en cuestión nuestra manera de ver las cosas y trabajar para crear un marco de actuación que juegue a favor nuestro, no en contra.
Al albur del oleaje, la pequeña barca, cerca de la costa, lucha por no chocar contra las rocas. El vértigo nos aturde, nos nubla la vista, nos desorienta. Sólo la reflexión ponderada nos prepara para la intensidad de la vida, para la vivencia. Gaviotas en el temporal.