Platón explica que el amor depende del deseo que por definición es algo que echas en falta. Una vez lo tienes ya no lo echas en falta y pasas del enamoramiento, de la pasión amorosa, a una situación amorosa de tedio que describe Shopenhauer. Eso es una pareja infeliz. La pareja feliz es la que ha pasado del deseo a la alegría por la presencia de la persona amada a tu lado. Son los que han pasado de Platón a Spinoza, del deseo a la alegría.
Entrevista André Comte-Sponville
El deseo es ese pegamento que nos mantiene unidos a la otra persona porque no podemos hacer otra cosa, no podemos decidir otra opción. Deseamos y esto nos ata, nos condiciona, nos domina. La pasión nos enloquece, nos hace desconocernos y nos gusta, la queremos para siempre.
Pero el deseo es «algo que echas en falta». La convivencia altera la situación, cambia el paisaje, y toca reinventarse… desde el aburrimiento o desde la alegría. Conocemos la deriva que toma la falta de interés, adonde conduce el tedio; sólo la alegría puede salvar la pasión.
La alegria es el sustento de casi todas las actitudes ante la vida, pues la alegría es la expresión de que nuestro interior esta equilibrado, no existe el tedio ni el desinteres, somos cuanto deseamos y como deseamos.
Gracias por tu reflexión que ha permitido la mia.
Saludos,
Silver
Y puede ser un magnífico test para comprobar como van nuestras relaciones. ¿Hay alegría?
En ese nuevo escenario, cuando el deseo ya no es tan acuciante, ¿hay alegría?
Gracias por tu reflexión. Un saludo
yo creo que lo que más echamos en falta, es como nos sentíamos antes de acostumbrarnos a ello. Quizás la alegría se base en dejar de pensar en como nos sentíamos y montarnos en el carro del día a día, dejarnos llevar, con los brazos abiertos a qué podamos encontrar.
Me gusta como lo dices, «dejarnos llevar con los brazos abiertos a qué podamos encontrar». Si le añadimos «la alegría por la presencia de la persona amada a tu lado», pienso que tenemos dos magníficos ingredientes de una receta para una vida plena.
«Como nos sentíamos» es, sin remedio, un estado transitorio. Y no es triste, lo supimos vivir. Quiero saber vivir también el dia de hoy, este comentario tuyo, mi respuesta, la luz del sol en mi ventana…