«No existe nada tan bello y legítimo como hacer bien el hombre y de la forma debida, ni ciencia tan ardua como la de saber vivir bien y de manera natural esta vida» Montaigne
Montaigne se entrega por entero a lo que hace, acción o paseo, y no deja que sus sueños de felicidad arruinen su felicidad. «Mi filosofía se basa en la acción, en uso natural y presente, poco en fantasía». La sabiduría sólo comienza para el que deja de imaginarla.
…nos ofrece el ejemplo de otra sabiduría, menos heroica, menos fuerte, menos segura de ella misma, una sabiduría para los que no son sabios, precisamente, cuando aceptan no serlo, una sabiduría para gente ordinaria, para ustedes y para mí, una sabiduría para la vida tal cual es, tierna y fácil de trastornar.
Leer a Montaigne es reconciliarse con la pulsión de la vida, es decir, con la vida misma y, por consiguiente, con la filosofía.
André Comte-Sponville – Montaigne y la sabiduría
André Comte-Sponville nos habla de Montaigne y de sus relaciones con la filosofía y la sabiduría. Para algunos un gran filósofo aunque él no se consideraba filósofo, para algunos un sabio aunque para nada él se consideraba sabio. El libro aporta, además, un poco de luz en el debate sobre filosofía y sabiduría.
Filósofo según su manera de entender la filosofía, para «formar su juicio y su vida», sabio de su propia sabiduría, entendiendo que el conocimiento más valioso es el que tenemos de nosotros mismos.
Toda una obra dedicada a «hacer bien el hombre», quizás la preocupación más legítima, quizás la única preocupación legítima.
Entiende, como señala André Comte-Sponville, que «Vivir es cosa del mundo, y la mayor parte de las cosas del mundo se hacen por sí mismas.»
Reniega de la filosofía y de la sabiduría como lujos culturales, como adornos, como entretenimientos, a través de una de mis formulaciones de cabecera: «¡Cuántas palabras para decir sólo palabras!»
Cercano Montaigne, sabio o filósofo, pero sobre todo humano.