A los veinte años nos dijeron: «Hay
que sacrificarse por el mañana».
Y ofrendamos la vida en el altar
del dios que nunca llega.
Me gustaría encontrarme ya al final
con los viejos maestros de aquel tiempo.
Tendrían que decirme si de verdad
todo este horror de ahora era el mañana.
José Emilio Pacheco – Como la lluvia
“Y ofrendamos la vida en el altar
del dios que nunca llega.”
Así lo veo yo también, el mañana es ese “dios que nunca llega”, en cambio el presente es ese dios que siempre va con nosotros; ayer, hoy y mañana.
Al fin y al cabo, tenemos que rendir cuentas de lo que hemos hecho, no de lo que hemos esperado, no de lo que nos hemos propuesto, sólo de lo que hemos hecho.
Que el deseo de encontrarnos al final con los viejos maestros no nos impida la búsqueda de la verdad en el presente, que no nos dificulte el acceso a ser lo que somos. No cometamos el error de esperar también para esto.
Creo que con un poquito que hiciésemos cada uno, sería suficiente para cambiar las cosas….prefiero ese poquito de muchas personas que las grandes acciones de unos pocos
Pienso que ya estamos en ello. Hacemos lo que podemos, damos lo mejor de nosotros mismos, o por lo menos, lo intentamos.
Mejorando nosotros mejoramos nuestro entorno…
Gracias por tu comentario.
Un saludo
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